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1/12/2015

BELLADONA


La Belladona (Atropa belladonna) es una planta vivaz de la familia de las solanaces. Puede alcanzar un metro y medio de altura, con tallos muy ramificados y leñosos en su base. Sus hojas son grandes y ovaladas, sus flores, de forma acampanada, son de color violáceas y amarillas. Sus frutos son bayas de color negro.
Su principio activo es la atropina, aislada por Mein en 1831; aunque también presenta concentraciones menores de escopolamina. Estos se concentran principalmente en las raices y el fruto.
Dosis leves reducen la salivación y la sudoración. Con dosis mayores aumentan el pulso y el ritmo respiratorio, la acción de los músculos involuntarios decrece, la frecuencia cardiaca se acelera, la dilatación de las pupilas es muy marcada y se inhibe la acomodación ocular, es decir, el cristalino se fija para la visión lejana y los objetos cercanos se ven borrosos. Cuando la atropina se aplica directamente al ojo, la acomodación y los reflejos oculares no se recuperan durante 7 a 12 días.
En oftalmologia es utilizada con el fin de llevar a cabo exploraciones del ojo. Estos alcaloides poseen acciones bronco dilatadoras, vaso constrictoras, y disminuyen las secreciones salivares, gástricas, nasales, sudorales, etc., a la vez que combaten las contracciones espasmódicas a nivel digestivo. También tiene efecto analgésico si se aplica externamente. 


Creencias de la antigüedad

De acuerdo con algunas tradiciones europeas, el espíritu que habita dentro de la planta de Belladona sólo sale una noche al año: la noche de Walpurias, cuando se prepara para celebrar el Sabbath con las brujas. En tierras célticas hay una superstición que vincula a la belladona con una hechicera encantadora a la que es peligroso mirar, aunque una versión más generalizada sugiere que cierta secta de sacerdotes tomaba una infusión de belladona para honrar e invocar la ayuda de Bellona, diosa de la guerra.
Otra leyenda cuenta que cierto hechicero trato con esta flor a una mujer enferma, provocando un estado de sueño que se prolongo durante varios días. Al despertar, la mujer, se mostró molesta pos haber “sido despojada del estado hipnótico en que se encontraba, que la llevaba a lugares maravillosos, llenos de placeres y lujurias”. Al dar a conocer su experiencia, se prohibió la flor y fue considerada como “demoníaca” por la iglesia.
Se supone que la belladona fue empleada para envenenar a las tropas de Marco Antonio durante la guerra de Esparta, según la descripción que Plutarco hizo sobre los extraños efectos que siguen a su uso. Con la misma planta fue envenenado Claudio, el emperador romano.

Qué hacer en caso de una intoxicación
Un síntoma peculiar de la intoxicación por belladona es la pérdida completa de la voz, aunada a movimientos continuos e incontrolados de los dedos y las manos.
El experto en medicina herbolaria Arias Carbajal asegura que: “el uso de la Belladona reclama mucha prudencia, siquiera administrada a dosis un poco elevadas produzca vértigos, náuseas, dilatación de las pupilas, delirios, algunas veces inyección en la cara, alucinaciones y con frecuencia la muerte, como remate a este cortejo de funestos accidentes". En caso de envenenamiento accidental recomienda tomar lo más pronto posible alguna sustancia que provoque vomitivo, como un vaso grande de vinagre caliente o agua de mostaza, posteriormente un vaciado estomacal seguido de una dosis de magnesia, estimulantes como café cargado, y de ser necesario hay que ayudar al paciente con respiración artificial.












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